domingo, 18 de octubre de 2009

Realidad

Tan aguda era su mirada que podía ver a kilómetros, miraba bichos y montañas y almacenes y palabras y letras y todo tipo de cosas con el solo placer de explorar y poder decir cosas que sorprendieran a los que con él andaban en la lucha por descubrir cosas nuevas y emocionantes y llenas de sentido como también la palabra amor, que no era de la vista sino del olfato y el tacto, sentidos que no había desarrollado bien pero de los cuales podía fiarse en los momentos en el que el más importante de todos le fallaba (disfuncionalidad total del sistema que superaba todos los parámetros que el conocimiento podía otorgar, dar y conservar como suyos, ya que era supernatural que se sintiera de esta manera tan extraña, solo otorgable a seres diferentes y lejanos y desconocidos y anormales e inexistentes e individualistas que se llevaban todo lo que quedaba del mundo tal y como se conoce que es el mundo en el que se vive y toca con un tacto tan rápido tan efímero brindador de tan poco placer (al menos menor que el de la vista, que permite ver todo lo que existe, lo existente) y en el que se respira el inholoro aire respirado y contaminado por esos pulmones llenos de restos de tabaco y smog y dióxido de carbono característico del aire que se exhala), fenómeno ocurrido una vez en un millón de años.

Por esto vivía feliz de vivir como vivía y contento de conocer lo que conocía que era lo que existía en el mundo existente en el que habitaba.

1 comentario:

  1. Está muy bueno Mauri, me gustó mucho cómo está escrito. Hace que la lectura sea rápida, y esto le aporta mucho a lo "vertiginoso" de tu relato.
    Seguí escribiendo, que estoy segura de que puede salir cosas muy buenas!
    Un beso.

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